lunes, noviembre 05, 2012


 De la serie: Los besos que te caben en la boca.

Gerardo Suter[1] o el frotagge de la realidad.

Al estudiar de fenomenología de la percepción, nos pedían (a mis compañeros y a mi) un ejercicio de frotagge, el cual consistía en calcar texturas de lo más variado de una realidad táctil. Estos ejercicios nos llevaron a reflexionar sobre lo que era extraer un pedacito de la realidad como sucede con la fotografía. Congelar y aprehender un pedacito de tiempo.

En el coloquio de fotografía 10 años, de lo analógico a lo digital: ZoneZero, la intervención del fotógrafo Gerardo Suter me impactó sobre manera. En su ponencia plantea una interesante teoría sobre “calcar” la realidad o aprehenderla en un formato binario (partiendo de la reflexión filosófica). La fotografía análoga y la digital tan de moda en estos días. Todo esto, con base en la experiencia del desarrollo de la propia obra, en donde la fotografía no es sólo una técnica depurada también es un concepto, un valor mas allá de lo técnico.


I El primer pensamiento

El pensamiento que atañe a la época en la cual surge la fotografía como tal (1824), es un pensamiento que va de la mano con la técnica que estrechamente recorre la Revolución Industrial y que glorifica a la ciencia  y a la mecánica. En este sentido Gerardo Suter menciona que: el surgimiento de la imagen técnica revoluciona toda forma de representación (ya que no está la mano del pintor que interpreta de acuerdo a su habilidad plástica). Si bien existen revisiones anteriores de los pensamientos Benjamín y Barthes, debemos saber en qué momento se hacen estas revisiones de la imagen y cómo ha ido evolucionando su inserción en la sociedad, habría que volver a hacer otro análisis para saber en que estado de desarrollo está la fotografía como imagen y no como técnica, para plantear uno nuevo.
Cuando pensamos en imagen nos remitimos inmediatamente a una reproducción técnica, por lo que  revisar filosofías anteriores a la fotografía no tiene mucho sentido, Kant, por ejemplo, nunca estuvo frente a una imagen técnica, sino ante una pintura.

Gerardo Suter menciona que un reciente texto sobre la imagen a cargo de Paul Virilio, revisa la problemática de  la imagen (fotográfica) desde el contexto del tiempo: “porque la fotografía no es un problema de soporte, no es un problema de hacerla en 35mm, o una placa de 4X5 o digital; eso es un problema de herramientas. En esencia todas las imágenes tienen que ver con el tiempo y de cómo lo percibimos hoy, y en los 60, o a principios de siglo. Por ejemplo: la ciencia ficción no hubiera sido posible sin la fotografía, porque en el momento que se congela un espacio temporal específico y se sabe que se puede aprehender el tiempo; entonces, se puede ver hacia atrás, imaginarme lo que pasó antes y como será en el futuro. Porque se aprende que el tiempo es algo medible, manipulable y se puede tener una imagen del futuro (el imaginario)”.

II El tiempo fotográfico


Esta relación (de la imagen) con el tiempo, es una relación social, donde la imagen cumple un papel fundamental. Pero la definición que tenemos de la fotografía es una definición del siglo XIX que es totalmente pedestre (escribir con luz), porque atañe a un problema físico-químico, pero algo tan importante en  nuestra época  (la imagen per sé) nos una cuestión meramente físico química, es absurdo.
El problema es que lo otro (lo conceptual de la foto) lo relacionado con el tiempo, es un problema filosófico, metafísico, realmente complejo y es más fácil meter la cabeza en el agujero y sacarle la vuelta e irse por una razón técnica.
Uno de los principales errores de la fotografía y de los fotógrafos es que, cuando alguien ve una foto la primer pregunta que hace es: ¿cómo la hiciste? ¿en que papel la imprimiste? ¿dónde te revelaron el rollo? ¿qué cámara usas?, preguntas técnicas. Toda la parte conceptual está hecha un lado, porque desde el principio se supone que, si la fotografía es el arte de escribir con luz, donde tengo que poner atención es en la parte técnica de la impresión. La fotografía es mucho mas que eso, es memoria. Estás atrapando una realidad.
Uno de los ejemplos es el de la película de los Beatles, El Submarino Amarillo, donde en una escena Ringo Starr saca de su bolsa de pantalón el agujero que tiene en el mismo y lo pone el la pared por ahí puede ver al exterior. Bueno, imagínense que, como fotógrafos, realmente al fotografiar dejemos agujeros en la realidad, entonces la realidad estaría perforada y cada uno de nosotros tendría en casa, efectivamente, un pedazo de la realidad.
Eso es lo más importante (que el problema técnico), porque ahí es donde está finalmente el problema de atrapar esta realidad y ¿cómo atraparla? la atrapamos con algo que en esencia es una maquinita de atrapar el tiempo, en una cajita nos llevamos un pedazo de tiempo (de ahí mi interés), porque las imágenes fotográficas también son eso (tiempo), una captura de tiempo específico. Necesitamos este afuera del que (Ringo Starr se asomó), para poder existir, por otra parte, hay cosas que no se comportan de la misma manera, como la imagen digital y la analógica por lo que no las podemos meter en el mismo saco.

 

III El frottagge filosófico


La fotografía digital en muchos sentidos deja de tener esa relación con el exterior, y deja de comportarse de la misma forma, porque hay un proceso en medio que se desvirtúa. Por ejemplo, al poner un negativo, se abre y cierra el obturador, entra la luz, hay una reacción química, el negativo es prácticamente una calca de la realidad, como una huella de la realidad.
Digitalmente lo que pasa es que hay un proceso intermedio antes de que vea en la pantalla de lcd (liquid cristal display), si bien es un proceso físico  ya que la luz está haciendo su trabajo, al entrar la luz pasa por el lente, pasa por el ccd, (el lector que va a interpretar la luz) después se almacena en tarjeta y en el momento en que está ahí almacenado ya es un código binario. Es decir, que en ese momento en que está ahí guardado es una función matemática, un código binario que se puede transformar en lo que sea, de hecho, puedo abrirlo como texto o puedo convertirlo en un sonido. Que nosotros decidamos que queremos verlo como imagen, ese es nuestro problema. Así lo convenimos socialmente para volverlo a ver como imagen.
En términos  filosóficos no podemos hablar de lo mismo ni nombrarlas de la misma forma (a la fotografía análoga y la digital); pues aunque puede que en estas última se mantenga la relación espacio-temporal, hay algo en medio que no es la huella y no tiene el valor que se le atribuía antes a la fotografía.
Entonces, al pasar a otra etapa, donde la fotografía digitalizada se mete en a la computadora y se anexa un texto que igual es un código binario, y un sonido que también es un código binario y se tiene en la pantalla todo metido ahí, no se puede decir que lo que estoy viendo ahí como foto, es una foto; que lo que se lee es un texto, ya que se puede cambiar todo, el texto en la imagen; la imagen, el sonido, porque todo está reducido al mismo universo. El reino de lo digital.

 

IV El reino de lo digital

           
Así como hay el reino de lo mineral, de lo animal, de lo vegetal, también hay el reino de lo digital. Y en este reino tenemos otros (sub)conjuntos: el de las imágenes digitales, el conjunto de los sonidos y el de los textos digitales. El hecho de que estén en este reino los hace esencialmente iguales. Yo difiero de lo que Pedro Meyer decía acerca de “ que la ventaja de lo digital es que, creativamente estamos ampliando nuestra forma de hacer fotografía”. La fotografía es mucho más que eso, si se entiende como herramienta, está bien, pero si se ve como algo más complejo en donde si a una foto se le ponge sonido se enriquece la fotografía; ahí se enriquece la forma en que comunico una idea, pero no la foto. Ésta sigue siendo la misma; probablemente estoy modificando la forma al pasarla de lo analógico a lo digital; pero en lo que me quiere decir  como foto aislada, ve a ser exactamente lo mismo.
Ahora, si a una foto le pongo una pista de audio, ¿por qué no puedo decir que lo que estoy haciendo es enriquecer el lenguaje con el audio, es decir, viendolo al revés, estoy enriqueciendo el texto con una foto?. Si vemos de una forma aislada cada uno de los lenguajes, cada uno tiene su especificidad, lo importante es reconocer cada uno de los elementos, porque para eso los hemos desarrollado; el sonido tiene su especificidad, el texto y la imagen fija y combinarlas no significa necesariamente que se van a enriquecer. Lo que se enriquece es el discurso y la comunicación. Afortunadamente (lo digital) es lo que tenemos a la mano para comunicar y crear un lenguaje distinto. En la medida que nos sumergimos en este mundo de lo digital tenemos estas ventajas, inclusive tenemos una autonomía que antes no teníamos.

VI

El caso de la fotografía


Niepce no gritó: ¡Eureka!, aunque tampoco: ¡ya chingamos!, cuando la primera imagen fue lograda con esa exposición de casi ocho horas, hacia 1824. Por el contrario nacía una gran preocupación por reducir el tiempo de exposición de las placas. Daguerre en sus investigaciones logró reducirlo, y después de lograrlo y pasar de hacer imágenes que imitaban la pintura; la fotografía toma su curso propio.
         Mientras la historia hacía lo propio con la fotografía y su naturaleza de representación   -prometo ya no insistir demasiado en ello-,  ésta se convertirá de mucha importancia en cuanto a lo que a la prensa corresponde: ésta cambiará "la visión de las masas" debido a que "los rostros de los personajes públicos, los acontecimientos que tienen lugar en el mismo país, etc. se vuelven más familiares. La palabra es abstracta pero la imagen es el reflejo concreto del mundo donde cada uno vive".[2]
Pero la fotografía que se había gestado -como dice Barthes- en un ambiente incómodo en donde estaba al filo de dos lenguajes (por ello su posición incómoda), el de la expresión y el del crítico, siendo que en este último además participan “los discursos: de la sociología, los de la semiología y el psicoanálisis”.
         En la fotografia como documento social, Gisele Freund nos hace un recuento de la fotografía y su historia en el ámbito de la prensa, y de una manera fresca y dinámica narra como en la guerra de Crimea el fotógrafo Roger Fenton retrata a los soldados de una forma bucólica y que sólo serán la caricatura de los soldados y los mismos horrores de la guerra que captará Matthew B. Brady retratará en la guerra americana con los pesados daguerrotipos que eran más que máquinas para hombres de visión talentosa para personas de fuerza física respetable.

         En los diarios de todas las ciudades encontramos fotografías y su propia visión en donde

"la tarea de los primeros reporteros gráficos consistía en hacer fotos aisladas para ilustrar una historia. Habrá que esperar a que la propia imagen se convierta en historia que relata un acontecimiento en una serie de fotos acompañada de un texto limitado con frecuencia a frases, para que comience la fotografía".

         Giselle analizará también el nacimiento de la fotografía de prensa en Alemania y sus dignos trabajadores "que dieron prestigio al oficio".[3] Sin embargo no haré un recuento en la fotografía  de prensa en cuanto a lo que a su historia respecta, tan sólo mencionaré que es gracias a esta práctica que encuentra otra forma de expresión que no fuera la que evocara a la retratista de los años 1800.

 

VIII

Fotodocumental, el objeto histórico[4]


Este género de la fotografía es el que más se acerca al ensayo, tanto fotográfico como de orden de clasificación de la fotografía por géneros fotográficos; ya que para entrar en él tendrá que hacerse una investigación, la cual abarcará desde el acercamiento, al tema, la visita, a los libros y documentos relacionados. En donde tendremos como resultado final un gran documento visual y documental que a lo largo del tiempo será también objeto histórico.
         Los pioneros del reportaje gráfico generalmente nos ofrecían imágenes aisladas que ilustraban una historia; por el contrario, hoy encontramos historias narradas sin ninguna palabra. El nacimiento del periodismo gráfico tiene sus orígenes en Alemania. Si bien el periodo de la República de Weimar fue breve  -escasos 15 años- tuvo un gran desarrollo en cuanto a lo que a las artes se refiere, en ellas implícita la fotografía.
Así el grabado y las ilustraciones van quedando de lado y en su lugar las fotografías aparecen con más continuidad.
Esta nueva generación de fotógrafos que nace en Alemania tiene como pilar al doctor Erich Salomon quien sin duda es el más fiero de los fotógrafos de su época, además de que dadas sus cualidades inaugura la línea free-lance. Que no es más que los fotógrafos que conservan la iniciativa sobre sus temas. Gisele Freund resume en pocas líneas a los primeros fotógrafos de prensa.

“Ellos no tienen nada en común con los de la generación que los precede. Son unos gentlemen  que por su educación, la manera de vestirse y comportarse no se distinguen de aquellos a quienes deben fotografiar.[5]

Hoy sin embargo, y tal vez apostando a las microhistorias, decidido de investigar éstas a conclusión a la que llegamos en conversación con el crítico de fotografía José Antonio Rodríguez, en el caso de los fotógrafos de los medios de comunicación queretanos, tampoco tienen nada en común de la generación que los precede, dado que no existe otra generación de reporteros gráficos. Dicha generación se forja en los mismos medios, la inquietud por este noble arte-oficio y el interés por superar las trabas de la técnica, llevó a los fotógrafos de los medios a desarrollar un instinto sui generis, aventurero y en ocasiones hasta broncudo. Los pilares de la fotografía de estudio de la segunda mitad del siglo en la ciudad de Querétaro serán Esteban Galván y Sergio Pfeiffer; de sus nobles estudios creció la generación de fotógrafos que hoy en día continúa ilustrando los dos principales periódicos de la ciudad.
Llamémosle las dos escuelas de Galván y Pfeiffer. En el estudio de Esteban Galván, un fotógrafo romántico, serio y ético se hacen los fotógrafos Manuel Medina y Lamberto Cervates, entre otros, en el estudio de Sergio Pfeiffer se forjaron Alberto Herrera, Juan Ugalde, Andrés González, Arturo López “El charro”, Rubén Cerda “El pelochitas” y Ricardo Rodríguez “Rica”, quienes formaron parte de la agencia FOMEIM fundada por Juan Ugalde.

Otro fotógrafo formado a base de “chinga” como él lo menciona, es Francisco Camacho “Camachín”. Su trabajo en el periódico Noticias lo forjó como reportero gráfico en la década de los setenta y una década después su experiencia y conocimientos fueron requeridos por el entonces candidato a la gobernatura  Enrique Burgos, desde entonces es el titular de fotografía de Gobierno del Estado.

En una conversación que sostuve con Manuel Medina en mayo de 2001 mencionaba entre sus recuerdos el de una trayectoria de más de 35 años de el mismo medio Diario de Querétaro, en donde él y Jesús “El chango” Ontiveros aprendieron a preparar los químicos que compraban en la farmacia Guadalupana, hasta convertirse en verdaderos soldados del periodismo. Estos soldados son importantes tanto para los medios como para el que consume estos impresos, pero esto nos hace notar que las cosas han cambiado. “El reportaje gráfico te acerca al lector, ya no se hacen como antes; desafortunadamente en los periódicos se está dejando eso y le están dando paso a lo comercial”[6]. Una libertad coartada por la mercadotecnia. La foto documental es la mejor síntesis de la historia moderna. Por un lado nos dá el punto de vista del realizador del tema, pero por otro, nos ilustra sin la necesidad de la narrativa escrita; la narrativa visual se convierte en un objeto tangible de la historia.



XI

La aniquilación de la libertad


Barthes sin ser fotógrafo de profesión da en el clavo cuando piensa en la fotografía y en los fotógrafos que son “agentes de la muerte” en relación de la crisis de la muerte del siglo XIX del cual incluso, Goya había dado cuenta ya mucho antes. Pero la fotografía, que capta cosas de la vida, es un instrumento que nace en la época donde la muerte es un hecho de lo que se convertirá en lo cotidiano. Pero también es la paradoja del registro de los instantes que han muerto, así como de los personajes que van o ya murieron, por ello “agentes de la muerte”

Antes de la fotografía el mismo Goya se había anticipado a la muerte del hombre. En su pintura Goya, interpreta el futuro de España al caer en manos de la Francia Moderna que representaba la lealtad, la fraternidad, la libertad y cree para sí que esto le otorga la legitimidad de la muerte convirtiéndose en una máquina de matar como la verdad científica de la modernidad.
Si bien la historia la escriben los poderosos, los que tienen la razón histórica es lo que los lleva a pensar que es lo que les legitima la destrucción. En la actualidad vemos de lejos que Goya fue un visionario de la historia del hombre del siglo XX aunque vivió en el siglo XVIII-XIX. En la época de la Ilustración la muerte se volvió como lo cotidiano, lo normal, lo natural como es, incluso, en nuestros días, Tarantino evoca a la violencia como el factor social de la vida cotidiana. Este suicidio de la sociedad se refleja en el arte aunque debemos recordar que la pintura es en mucho el efecto espejo de la época en que vive el que pinta.
En términos generales la época de la modernidad evoca a la figura de la destrucción, figura que choca con la figura despreocupada y frívola del romanticismo.
Otra herida para la pintura es que ha sido tratada en la nueva época como producto. El arte como mercancía, un producto de consumo en que las galerías han de determinar, como el producto de moda, lo que está “in” y lo “out”, lo que  ha sido un golpe fuerte para el pintor porque ahora el artista se tendrá que someter a las leyes del mercado, por lo que las galerías son las que determinan lo que se vende y no; la critica de arte va de la mano con la anterior y enjuicia a diestra y siniestra influyendo en el gusto del que consume.
         Cuando hablamos de la modernidad no podemos separarla del pensamiento en el sentido romántico, Jorge Juanes afirma:

El pensar el arte, se va a convertir en una característica del arte moderno. Nunca el hacer del arte estuvo tan acompañado de la reflexión simultánea sobre ese quehacer [7] -señala Juanes y continua- Los primeros que entendieron el arte moderno y lo pensaron no fueron los teóricos establecidos en la estética, justamente todos aquellos que venían de esa ciencia nueva que iba a reflexionar sobre la estética son los que no comprendieron el arte moderno. El arte moderno lo comprendieron antes los poetas, literatos o los propios artistas que los teóricos del arte, ¿por qué?  Porque las estéticas estaban basadas en un paradigma, que es el paradigma de lo bello codificado y petrificado, y no podían comprender que, justamente, lo que estaba pasando ante sus narices no iba por ahí; no pudieron pensar y por tanto quedó excluido y lo que quedó teorizado en sus textos es de lo que ya no nos acordábamos, del arte académico, del clasicismo, etc., que era justamente lo que se ajustaba a las teorías y que respondía al paradigma. [8]

En el siglo XIX se habló de obras maestras; en el siglo XX se habló de pintores como bien lo señala Santiago Carbonell; sin embargo la pregunta de Carbonell en el sentido del futuro de la pintura es : ¿no será el arte del siglo XXI un acto colectivo donde los nombres ya no sean importantes?[9] Esto nos lleva a la reflexión de cómo la pintura está regresando a sus orígenes; es preciso decir que la colectividad de los cazadores del paleolítico va de la mano con el hacer pintura para la buenaventuranza y ya que esa función de la pintura no se da más, el colectivo deberá retomar a la pintura para sí, salvarla y llevarle a un buen puerto que no le produzca más heridas de las que tiene, como es el haber sido despojada del realismo. Si es que tal vez tuviera razón en este planteamiento el pintor Santiago Carbonell. Es decir, hacer un recorrido a través de la historia del arte es bueno para recordar cómo la pintura representó siempre la realidad, tal vez agregando algunos elementos más de la lingüística y de la abstracción, sin embargo, a la llegada de la modernidad (y la fotografía con ella), la figuración quedará excluida, y la pintura tendrá que buscar nuevas formas de expresión. Todos son avances en la técnica representativa, pero ninguno desde la primera impresión en las cuevas de Altamira es de alguna manera el vuelco de la pintura (salvo por los tres paradigmas que son: Giotto, Picasso y Duchamp).
        
         La fotografía es pues la que viene a sustituir la copia del medio. En cierta forma tiene razón Delaroche (el abogado de la fotografía) en su frase "desde hoy la pintura ha muerto". Yo creo que una forma de la pintura ha muerto, que es la de la interpretación de lo real. Benjamín dice al respecto que "en el preciso instante que Daguerre logró fijar las imágenes de la Kamera obscura, el técnico despidió en ese punto a los pintores". Delaroche piensa que: “el proceso de Daguerre satisface completamente todas las demandas del arte, llevando los principios esenciales del arte a la perfección...” Así el pintor descubrirá en este proceso una forma de hacer estudios que de otra manera se hubieran obtenido por un largo periodo de tiempo, laborioso y en menor perfección, sin importar que tan talentoso se pueda ser".[10]  Delaroche no escatima sus palabras y piensa que el quehacer del pintor está acabado. Yo pienso que tan sólo deberá tomar otro camino;[11] como en el caso de Picasso y el cubo-futurismo  que nos muestra varios planos de una realidad; así como, la declaración de la muerte del arte por parte del movimiento Dadaísta. Y como el objeto en sí ya no necesita ser interpretado sino sólo redimido me lleva a pensar que los regresos al hiperrealismo de los 70 es un volver a las raíces de  la pintura que en otras palabras ya no tiene motivo de ser, por el contrario está generando un vínculo entre el pasado ya enterrado y el propio [entierro] de la pintura de la nueva época que parece resurgir como el fénix, pero que se suicida porque ya no está aportando nada más.

         En esta nueva tendencia de la pintura realista de las últimas décadas del siglo XX ubico sin lugar a dudas a Santiago Carbonell que, con su hiperrealismo no deja de lado su forma fantástica, pero tampoco abandona la academia.
         Por otro lado Marta Pacheco en su realismo se ve influenciada más que por el mismo hiper, por el realismo fotográfico(?).[12] Ella menciona: "intento trabajar el realismo fotográfico que implica un lenguaje distinto al hiperrealismo. Los colores, por ejemplo, en ocasiones prefiero que tiendan a un sólo tono o hecho." [13]

Sin tanta preocupación Rene Huyghe ya veía venirlo anterior y lo planteó de otra forma:
Se tiende a olvidar que la vida de cada uno de nosotros se baña en la de su  época [...] las obras registran tanto lo que proviene de su particularidad única como las influencias que sobre ella pesan. La primera domina en la medida en que la personalidad sea fuerte e independiente, pero también según la historia le sea propicia.
En la Edad Media el artista no se consagraba sino a pesar suyo, por decirlo así, pues estaba dedicado a la fé común de la que sólo podía ser el dócil interprete. Por el contrario, en estos siglos últimos, en que el culto de la originalidad se ha desarrollado hasta la exacerbación y viene a ser el extremo de la valía , la originalidad es lo que tiende a prevalecer

Concluyo pues que la pintura desde que dejó de ser figurativa y se volvió atmosférico-sensacional-efectivista y retiniana corre también el riesgo de volverse una farsa, una mentira. Yo creo que por otra lado Jackson Pollock desarrolla perfectamente esta teoría sin necesidad de explicarlo con otros ejemplos. Los tres tiempos de Pollock: su figurativismo, la creación del action painting y su regreso a la figura gestual además de su informal suicidio captan de manera más explícita la pintura del siglo XX. Por ello pienso que el suicidio de la pintura va dándose por una parte en su historia al no avanzar más allá del cuadro, aunque su forma de presentarse hoy en día está retomando su origen, es decir regresando al efectivismo de Altamira, y por otro lado la pintura ha ido de la mano con las épocas históricas del hombre. Interpretemos entonces que vivimos en una época vacía donde el individuo ya no importa y forma parte de una red compleja en donde su ausencia no será importante para la multitud.
         Así el autor solitario ya no importa, se quedó en el pasado. Hoy importan las colectividades que menciona Carbonell, lo triste es que esas colectividades  no tienen otra propuesta más que reflejar la vacuidad del hombre de la generación actual, que se manifiesta en el suicidio individual que no es soportado por la colectividad.
La fotografía es también individual, sólo participa el fotógrafo y el objeto-objetivo a retratar está más allá de la lente, digamos a algunos metros, a pesar de que admiremos las multitudes, su esencia va desde la individualidad.




X

 

DEL SUICIDIO DE LA PINTURA A LA PUERTA ABIERTA DE LA FOTOGRAFÍA


"El hombre creó el arte antes de que empezara a hablar de él."
Rene Huyghe

        
El primer pintor nunca buscó vender aquellas pinturas rupestres en millones de dólares en New York. Su pensamiento fue tal vez aquel de poner su marca en las cosas que podía moldear y al fin dar a la luz figuras. ¡Altamira es pues una galería sin fines de lucro!, en donde a falta de un pincel, la mano hace revivir aquellas cabezas de buey de una  hermosa estepa. Cuando la semejanza hace su aparición, con ella sin duda también lo hace el arte figurativo. "El hombre no podía  -dice Huyghe- sino seguir avanzando por esta senda. También él ha percibido la similitud: la ha llevado hasta el simulacro, retocándolo, mejorando el dato propicio y fortuito, acentuando la conformidad presentida".
Huyghe tiene razón, el "Bos primigenius" de Altamira que menciona es el comienzo de la pintura, ese arte de la representación que durante centenas de años nos hizo percibir a través de la vista, todas las sensaciones posibles, incluso hasta llegar a lo más absurdo que el ojo humano pueda captar. Aunque he de aclarar que técnicamente de la pintura no va a la par de la evolución ni histórica, ni psicológica, ni social del hombre prehistórico como ser. Rene Huyge lo explica "El hombre tenía que haber madurado ya y haber adquirido conciencia de sus facultades para saber extraer de este modo, el ininterrumpido desarrollo de la vida".[14] En su investigación de los orígenes de la pintura, Huyghe analiza también como el arte abstracto hace presencia desde la prehistoria. Basta recordar los grabados hechos en los utensilios con finalidades meramente decorativas. Esta decoración nace de la necesidad del de dejar una  huella que hable y diga que ahí, justamente ahí, él estuvo presente dentro de la naturaleza que, grandiosa, lo rodea. Asimismo este hombre del paleolítico superior pintó sobre los muros con un afán espiritual y ritual (incluso, en esta época se continúa haciendo[15]). Las pinturas rupestres aseguraban la buena caza y la protección del cazador.[16] Es entonces que esta combinación de lo real y lo abstracto nace y no se mezcla, no por lo menos en ese momento.[17]

         El siglo XIX con su modernidad a cuestas nos induce a deleitarnos con el cromatismo atmosférico impresionista. Y no será sino hasta Las Señoritas de Avignon [que tiene su antecedente  directo en El jardín de las delicias], que encontremos un verdadero afán por mejorar y llevar por otro camino a la pintura.

Anexo:
Breve recorrido por la historia de la pintura.

En un viaje por la historia de la pintura encontré que de acuerdo con los antecedentes de la misma; a través del progreso del arte se ha intentado resolver los problemas derivados de la estética, de la filosofía del arte y la técnica, así como de su relación con el contexto social del arte y cómo los autores lo han solucionado en lo individual. Recorrer la historia del arte es recorrer el estilo del realismo, su forma y el uso de la técnica en la definición; la perspectiva, el color, la composición, etcétera.
         En lo que se refiere a la historia de la pintura veremos que la egipcia trata asuntos religiosos, históricos y de género, con las cuales decoraban las tumbas, esta misma receta se repite en la pintura Caldea y Asiria, en donde existen los mismos tonos planos. En la pintura india se dedican al retrato pero conserva las anteriores características, en cambio en China su esplendor en el arte se da en la cerámica, la porcelana y la madera. La reproducción naturalista la encontramos en el antiguo Japón. México precolombino no será la excepción ya que también repite la temática del decorado con la vida de los nobles y deidades.
         En Roma también se desarrolla esta característica aunque heredada de la Grecia. El arte cristiano, que nace en un  mundo pagano no experimenta un avance en la pintura, siendo sólo un paisaje anecdótico. En dicho arte se encuentra un hieratismo hermético donde Dios está tan lejos que lo más cercano a él es Cristo, quien permanece también a distancia del hombre.
         En el siglo XIV el arte preciosista que impera no rompe con la influencia romana; no es sino hasta la llegada de Giotto con su intento intuitivo de perspectiva y volumen que se rompe con el hieratismo y se concreta a los personajes dándoles un dramatismo humano, sin dejar su religiosidad.
         El arte cristiano que nace en medio del arte pagano se enfrenta a dos discusiones, la postura iconoclasta que alegaba que la trascendencia no puede representarse en los términos del mundo y la postura icono dula que no aleja tanto la metaphisis y por tanto cree que Cristo rompe el himen que separa la vida mortal y lo inmortal. Similitud en que se encontró la fotografía en sus primeros días.

         Más adelante Pablo Uccello, maestro  de la perspectiva, introduce una nueva manera de ver la pintura más allá de la visión lejana. Hacia el siglo XV la pintura está dibujada, no existe el detalle, el color está al servicio del dibujo indudablemente. La característica principal es el contorno. Los temas siguen siendo los religiosos y los mitológicos en los cuales no había censura.

         A pesar de la aportación de los signos y los símbolos en la pintura, durante el periodo del arte cristiano, no deja de ser representativo para el siglo XVI el Bosco, que influenciará a los artistas hasta la entrada del surrealismo.

         Y ni los "Esposos Arnolfi" de  Van Eigh, con la exquisitez del detalle [casi fotográfico], ni el rompimiento de la iluminación abstracto-conceptual que doblará Rafael de Sanzio con su unidad racional, ni la visión lejana de Leonardo y su modelado con claroscuros y su esfumato, son un parteaguas en la pintura. La sensualidad de Tiziano en su poética-cromática también se atora en la luz; Tintoretto a pesar de su audacia e inquietud tampoco trastoca la frontera de la representación, no se diga Velásquez quien, a pesar de que en el siglo XVII existe gran soltura, no dejará su influencia valenciana no la dejará de lado. Por su parte Rembrandt, el innegable maestro del claroscuro, seguirá repitiéndose en muchas otras formas a posteriori.
         Otra época de esplendor a lo largo de la historia es la pintura que se da con Goya y su siglo. En el siglo XIX encontramos el arte de la revolución, que ya no estará mas al servicio exclusivo de la religión, el mismo Goya "vive la tragedia de la modernidad". [18] Así la poética de lo bello se acaba con ese  “Aquelarre”  de Goya; y este siglo de Delacroix, David Friedrich y Turner, tiene un sabor a miel.



XI

Comparar no es la razón o la estética de lo instantáneo [19]

       
El hecho de comparar la fotografía con la pintura no tiene ningún motivo o razón de ser. Ambas son diametralmente opuestas y los críticos del arte no se especializan con la misma. Las lecturas de la misma -dice Debroise- "obligan al historiador de las imágenes (que proviene casi siempre de la historia del arte o se sirve en su estudio de las herramientas de la historia de las formas estéticas) a modificar sus parámetros de apreciación. La obra de cualquier pintor rara vez rebasa unas trescientas o cuatrocientas obras. El archivo del fotógrafo consta de miles."[20]
Yo agregaría que, en verdad, es peligroso que los teóricos del arte y letrados en la pintura y la escultura sean los críticos de la fotografía ya que sus parámetros de apreciación y estética, como lo menciona bien Debroise, no está  de acuerdo con la propuesta de la fotografía como tal. Por ello las apreciaciones de  Berenson y de los académicos no son más que las de los teóricos del arte académico tredicional influenciados por una estética tristemente enterrada.
         Habrá que pensar entonces en la fotografía como otra forma de la estética, en la cual se haga un análisis  de acuerdo con otra forma de lo bello.
Sin duda alguna la estética tradicional ya fincó las bases de la pintura y de lo bello, pero la fotografía quedó de lado por no tener 2000 años de antigüedad, por ello habrá que instalar una nueva estética que se rija con nuevos parámetros y que dé un acercamiento histórico y que no esté contaminada por apreciaciones de las aisthesis clásico-renacentistas. Y resuelvo que sublimar la belleza es elevarse a un estado de metabelleza, también es sublevarse, ir en contra, atacar con toda la fuerza y "despedazar para volver a crear"[21] y estas imágenes, resultado de esta violencia son las que en adelante servirán como referencia para ilustrar los libros de esta nova aisthesis; que en parte deriva de la actividad artesanal de la praxis, (así como la escultura).

No así como menciona Benjamin la reproducción fotográfica de obras de arte, "es más importante" la propuesta de la fotografía va más allá de la reproducción, donde los "futuros analfabetas -diría Moholy Nagy- son los que no sepan utilizar una cámara fotográfica" además de interpretar las mismas imágenes.
Con interpretar quiero decir sobre la lectura que habrá de hacerse y que dependerá también de las características del observante.
No es la misma lectura que haga un sociólogo que un experto en medios, ya que el primero está ligado -dice Arnheim- a los acontecimientos y productos del día. En tanto que el segundo hablará sobre "la naturaleza del medio".[22]
Y mientras no exista una academia que dé los parámetros de la nova aisthesis, tendremos por el mundo un ejército de fotógrafos ciegos; los cuales sabrán resolver el problema de la técnica desde diferentes perspectivas; pero no así él de la creación y sus relaciones con los estetas y el arte.
Estos invidentes tendrán por supuesto la visión atrofiada, lo que les hará ser lo que son, ciegos, sujetos a un hilo que les hará dar devueltas sobre su  propio eje o en otras palabras jamás sabrán lo que hacen.
André Malraux opina que "la historia del arte desde hace cien años, es la historia de lo que es fotografiable",[23] incluso se adelanta a pensar que esta nova aisthesis está fuera del alcance, como ya mencioné anteriormente, de los críticos de arte pictórico.
De esta manera aquellos fotógrafos (ciegos) cuyo fin sea apretar el botón  desaparecerán paulatinamente y serán desplazados por aquellos cuya formación [24] les dé todos los elementos para ser investigadores, analistas y críticos de la misma fotografía.
Aquellos que desconocen a la fotografía son los que buscan la belleza en el "qué" y "cómo" y no en el "por qué". Benjamín lo expone así: "a pesar de toda la habilidad del fotógrafo y por muy calculada que esté la actitud de su modelo, el espectador se siente irresistiblemente forzado a buscar en la fotografía, la chispita minúscula de azar, de aquí y ahora, con lo que la realidad ha chamuscado por así decirlo su carácter de imagen".[25]
De esta chispa aurática de la que habla Benjamín participa Arnheim cuando en cuanto al fotógrafo cotidiano dice que "invaden los dominios de la intimidad y la vida privada y ni siquiera el más visionario de los fotógrafos puede hacer otra cosa que no sea ir en persona al lugar que dará forma a su sueño".
Pero este fotógrafo que invade la intimidad será también aquel que tenga el poder de darnos una lectura de su imagen con una carga estética para valorarla; de todos modos, el documento será por sí histórico.



[1] Gerardo Suter (1957) inicia su trabajo creativo en el campo de la fotografía en 1976. A partir de los últimos años ha involucrado en sus propuestas distintos medios (video, sonido, multimedia, etc.) y se ha inclinado más hacia el campo de la instalación en los espacios real y virtual. El cuerpo humano, el territorio, la memoria y el tiempo han sido materia prima y constantes en su trabajo. Actualmente, desarrolla el proyecto Skin (el cuerpo fragmentado), una serie de imágenes que abordan la idea de fragmentación y mapeado del cuerpo en la era digital, esta serie incluye imágenes fotográficas y de video presentadas sobre distintos soportes.
[2] Gisele Freund. La fotografía como documento social. Barcelona. Edit. Gustavo Gili. 1993.
[3] Ídem.
[4] Publicado como articulo en el semanario Tribuna de Querétaro, junio 3 2000
[5] Gisele Freund. Op. Cit.

[6]  Conversación con Manuel Medina.
[7] Jorge Juanes. Reflexión durante la conferencia de Manuchehr Eftekhar sobre arte conceptual ante la muerte de pintura. Viernes 3 de marzo. Facultad de Bellas Artes UAQ.
[8] Charla de Jorge Juanes en patio Barroco en la inauguración de la exposición Estampas 18 maestro del arte Universal,  en la Galería Universitaria Arte Contemporáneo.
[9] Comentarios de Santiago Carbonell durante la conferencia del Mtro Jorge Juanes en la inauguración de la exposición de 18 estampas 18 artistas contemporáneos en la Galería Universitaria Arte contemporáneo, Querétaro.
[10] Robert Leggat. Pagina en Internet. www.kbnet.co.uk/rleggat/photo/history/delaroch.htm. Traducción mia.
[11] Pero la autentica víctima de la fotografía no fue la pintura de paisajes, sino el retrato en miniatura". Observa Benjamin.
[12] Así la fotografía ya pasa de ser una herramienta y se convierte en la influencia directa del cual tomar elementos par pintar.
[13] La Jornada. 22 de enero de 2000.
[14] Rene Huyghe. Diálogo con el Arte. Editorial Labor, s. a. Barcelona 1965.
[15] Recomiendo visitar el anexo “Breve recorrido de la historia de la pintura”.
[16] Aunque debo apuntar que este artista que con la magia de la religiosidad no solo era pintor, la habilidad para la escultura y el grabado (aunque este último sea en un principio meramente decorativo) están presentes siempre. Desde que descubrió que con las manos no solo podía agarrar comida sino transformar las cosas a una estética primitiva. Basta recordar las Venus de arcilla y los bastones, flechas y demás objetos de uso cotidiano o que representaban un algo importante.
[17] Tengamos en cuenta todo el tiempo que cuando hablamos de arte, hablamos de la expresión del hacedor de artefactos. Antiguamente la palabra arte se utilizaba para denominar a los obreros. Los que hacían las cosas a mano. Los manufactureros.
[18] Mtro Jorge Juanes. Comentarios en el diplomado en arte contemporáneo y ultimas tendencias. Facultad. de Bellas Artes 1997.
[19] Publicado en semanario Tribuna de Querétaro. 29 de mayo 2000
[20] Oliver Debroise. Fuga Mexicana. Un recorrido por la fotografía en México. Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes. Lecturas Mexicanas. 1998.
[21] Jorge Martínez Marín catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la UAQ. Conversaciones.
[22] Rudolf Arnheim. Nuevos ensayos sobre psicología del arte. Edit. Alianza Forma. 1998.
[23] André Malraux. Las voces del silencio. EMECE.
[24] Insisto en que la formación deberá ser universitaria. Una de las finalidades de la formación universitaria se refiere a la de crear dentro de las aulas, investigadores. No así virtuosos del arte, pero con tristeza veo que aquellos que terminan su carrera de arte no son ni mucho menos mas que simples ilustradores y avergüenza saber que artistas visuales no son y ni mucho menos fotógrafos.
[25] Discursos Interrumpidos.

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