¿Qué fotoperiodistas estamos formando?.
En la medida que resolvamos una
constante en la ecuación del porqué
los medios de comunicación nos ofrecen imágenes que nos resultan aburridas,
podemos resolver el cómo se están
generando.
Es en verdad impresionante la
velocidad en que recibimos las imágenes a nuestras cuentas de Facebook,
independientemente de si estas son o no generadas por medios de comunicación.
Pero esto nos lleva a dos problemas. Ciertamente vivimos en una época de
consumo inmediato de imágenes, imágenes que se desechan, imágenes pocas veces
coleccionamos o guardamos para nuestro deleite posterior. Pero por otro lado,
este fenómeno del consumo y desecho tiene el origen en nuestra formación. La
educación básica en México no contempla formar al mexicano (en la praxis) al
menos con nociones de estética o las artes visuales. Por el contrario, la
estética que desarrolla el espectador es empírica y mediocre; simplemente le
gusta o no de acuerdo a su concepción de lo que le ha dado su “formación”. No quiero
decir con esto, que generemos profundos analistas del arte actual (del que
además yo tendría algunas reservas), por el contrario, busco que se genere al
menos un filtro en el espectador de las imágenes con un contenido al menos
importante.
Pero volvamos a los medios. En el
ámbito de lo académico, los responsables de la enseñanza tenemos las
responsabilidad de formar a los fotoperiodistas que deberán ser los ojos y la
mirada de las y los otros, ser el testigo de las diferentes sociedades.
Los fotógrafos de prensa, en la
actualidad, además deberán ser formados no solo en la técnica si no además,
deben resolver las constantes del periodismo: Qué, cómo, cuando, donde, quién, para qué, porqué. Y por si fuera
poco no solo convertirse en los ojos de los demás (que ya es bastante
responsabilidad), si no volverse si no experto al menos conocedor de la psicología,
sociología, arqueología, analista y politólogo. Y si n fuera suficiente, para
acabarla de amolar además de experto en temas de seguridad: instagramista,
twittero y face-buquero.
Los fotoperiodistas no nos
podemos dar el lujo de solo aprender a usar el RAW, el Bridge o el ligthroom, ahora
tenemos que aprender al Iphone.
El despido o la permanencia con tu iphone.
El reciente escándalo en los
meses pasados sobre la sustitución del staff completo de fotografía por
teléfonos tipo Iphone por parte del periódico Chicago
Sun-Times. Detonó un
escándalo mediático. ¿Cómo podían sustituir a ganadores de premios, incluyendo
un Pulitzer, por un simple dispositivo móvil que además está construido para la
telefonía y no para la creación de imágenes?.
De acuerdo a notas relacionadas: “la dirección
del Chicago Sun-Times (cito textual) entregará
iPhones a sus reporteros y los someterá a un entrenamiento obligatorio en
técnicas fotográficas básicas con el smartphone de Apple. El objetivo, según el
periódico, es dar más inmediatez a las imágenes y aumentar la presencia de
vídeos en las ediciones online”.
El memo que les llegó a los periodistas no despedidos fue el
siguiente:
“En los próximos días y semanas, trabajaremos con todos los
empleados editoriales para entrenarlos con lo más posible para que produzcan
los contenidos que necesitamos. Las sesiones serían obligatorias y se enfocarán
en las siguientes áreas:
· Básicos
de fotografía con iPhone
· Captura
de Video y edición básica
·
Transmisiones y redes sociales”.
“La medida ha afectado a 28
profesionales, entre ellos John H. White,
ganador de un premio Pulitzer de
fotografía”.
El periódico explicó que la decisión devino de su nueva estrategia,
que se enfocará a la producción de videos y multimedia digital. Los servicios
de fotografía que requiera serán contratados por proyecto.
“El Chicago Sun Times continúa su evolución con nuestros clientes
conocedores de contenidos digitales y como resultado, tuvimos que reestructurar
nuestro manejo de multimedia, incluyendo la fotografía.”
Pero no es el caso único. En la ciudad de Querétaro, al menos 20 personas entre
personal administrativo, reporteros y todos los fotógrafos fueron despedidos en
el periódico Noticias de la entidad, en este caso, por un ajuste económico. Además
de la incapacidad de actualizar a su plantilla de fotógrafos en temas de
fotografía digital.
Por otra parte y no es el caso inédito. La apuesta por la
velocidad y la primicia han dejado de lado la calidad de la imagen y de la
información.
En 2004 el tsunami del 25-26 de diciembre, hubo afectado casi
todo el sur y sureste de Asia, incluyendo partes de Indonesia, Malasia, Sri
Lanka, India, costa este de África, Tailandia, entre otros. En estas primeras
imágenes las agencias informativas apostaron por el periodismo turístico, por
la inmediatez de la información. Sin embargo se convirtió en una regla general.
Comprar imágenes a los no profesionales para informar mediante ilustraciones.
Ahora es muy común encontrar en
los canales de televisión la supuesta oportunidad de convertirse en “periodista
ciudadano” enviando imágenes de pésima calidad a los portales de las cadenas
como Televisa y su sección 1: Tu imagen, o CNN con el famoso Ireport.
En una ocasión el director de un
portal de noticias en Querétaro solicitó imágenes tomadas in situ del evento con la irresponsable frase: “no importa que
queden feas, nosotros competimos contra el tiempo”. Esta irresponsable petición
merma la calidad de la imagen, la creatividad por la inmediatez. El editor
recibió una negativa porque lo que ofrecemos los editores de agencias es
calidad. Simplemente por el respeto que se le tiene al público.
Otro caso, al otro lado del
mundo, el Diario de Alcalá despidió a sus fotógrafos y publicó que “pagará por
las fotografías enviadas por ciudadanos particulares que aparezcan publicadas
en sus páginas. Concretamente, entre 15 y 40 euros en función de la importancia
y ubicación de éstas en el periódico”.
"Si eres aficionado a la
fotografía, ésta es tu oportunidad de publicar en el Diario y de ganar por
ello", decía la publicación.
Esta irresponsabilidad además de
dar la presunta posibilidad de publicar a los fotoperiodistas ciudadanos es una
gran trampa. El periódico no se hace responsable de los seguros médicos,
impuestos, accesorios o reparaciones del equipo del entusiasta ciudadano. Al
contrario, tendrá que conformarse con los 20 euros y ver si tiene alguna otra vez
la posibilidad de que le publiquen.
Constante que encontramos los
fotógrafos freelance que colaboramos con agencias. En muchos periódicos te
invitan a colaborar con la promesa de acreditar tus fotos. Como si el
reconocimiento público te diera de comer. Ya imagino al fotógrafo llegando al
restaurante con su portada bajo el brazo diciendo –mire, me fui en portada, ¿qué
hay en el menú?-
¿Instagram al Pulitzer?.
Reportear con instagram no es la
cúspide del periodismo. No nos engañemos con que tener un teléfono inteligente
es el poder de convertirse en buen fotoperiodista. Por el contrario, si bien el
uso de estos dispositivos posibilita ser testigo a través de una herramienta
popular de un forma pronta y de fácil acceso, también las academias de
periodismo deben adaptarse a estas nuevas miradas del periodismo.
La academia debe re-pensar no
solo en la formación del periodista en los canones tradicionales, si no también en actualizar su plan
curricular donde se incluya la enseñanza de uso y poder estos nuevos
dispositivos. No todo es levantar el ipad, estorbarle a los profesionales y
enviar la imagen al website. La academia debe ser mucho mas estricta en la
enseñanza no solo en la creación de buenos periodistas, si no también de cómo
mantenerlos vivos (por no saber utilizar un dispositivo de estas
características pueden ser despedidos). Finalmente, debe la academia re-pensar
su plan de estudios e integrar responsablemente los protocolos de seguridad.
Evidentemente no podemos desdeñar
los importantes trabajo hechos con la técnica de la iphonografía. Pero volvemos
al tema, es solo una herramienta, es parte de cómo el fotógrafo crea un
discurso. Para algunos experimentar con instagram les puede facilitar y
resolver determinado tema, para otros realizar un colodión húmedo puede ser una
herramienta por demás bucólica, pero también es parte de su discurso.
A manera de conclusión.
El llamado periodismo ciudadano
puede posibilitar tener “exclusivas” para las casas editoriales; pero es
irresponsable pensar que ahora se debe tener esa prioridad desde la perspectiva
del improvisado fotoperiodista. Hemos visto en las redes sociales la
posibilidad de publicar lo que en las líneas editoriales por evidentes
compromisos no pueden publicar. La herramienta de difusión de información
supera en mucho al medio de comunicación por su velocidad, pero también es un
arma de doble filo. El no corroborar la información que se difunde, muchas
veces puede convertir esa exclusiva en un completo fraude. La velocidad a la
que se difunde una información es proporcional a su velocidad de olvido.
Por otra parte, las redes
sociales si bien, tienen esta posibilidad de llegar a un público más
heterogéneo, también se corre el riesgo de ser el espectador solamente del
activismo. No se puede ser
activista y periodista.
Cuando pensamos que las redes
sociales nos han superado y que la velocidad de estas ponen el riesgo de
generar un apoteótico fin del ejercicio de esta profesión, la verdad es que
estamos completamente lejos de ello. El fotoperiodista en la actualidad abre
más posibilidades creativas. El ya no pensar solo en la fotografía con la
rigidez que obliga a los medios tradicionales y poder añadir más elementos
discursivos hace que el fotoperiodista sea en la extensión de la palabra un
artista.
Hace apenas unas cuantas horas
conmemoramos dos hechos históricos de impacto mundial. Por un lado se
refrescaron los archivos y volvieron a la luz las imágenes del presidente
Salvador Allende y el golpe de estado que llevaría a Augusto Pinochet l poder
en Chile. Por otro lado, también la conmemoración del presunto ataque terrorista a las torres gemelas en Nueva York. En ambos casos, dos
hechos que cambiaron el rumbo de dos sociedades. Sin embargo, el evento en
Estados Unidos fue televisado. En vivo, los que estábamos a punto del desayuno
no tuvimos que esperar al ritual de los funerales, nos estábamos cafeteando a
los gringos a su estilo, en televisión en directo. La posiblidad de la difusión
a gran escala en directo posibilitó a las cadenas de tv grandes ganancias.
Nadie sabía que estaba pasando pero todos estaban transmitiendo. En el caso
chileno, no había esa posibilidad de difusión a gran escala.
Las herramientas de la
comunicación son solo eso, herramientas. Y deben se utilizadas con la mayor
responsabilidad.
Texto presentado en el Centro Cultural Clavijero
La función del Foto-reportero en la Era Digital. En el marco de
No hay comentarios.:
Publicar un comentario